Psicología del Consumidor: Los recuerdos


Los recuerdos son imágenes del pasado que se archivan en la memoria. Esos recuerdos nos sirven para traer al presente algo o a alguien. Así mismo, los recuerdos también se definen como una reproducción de algo anteriormente aprendido o vivido, por lo que están vinculado directamente con la experiencia.


Según los psicoanalistas, el aferrarse a un recuerdo puede generar depresiones y, en casos extremos, hasta una ruptura con la realidad actual.


Los recuerdos individuales, de un colectivo humano, nos dan una aproximación más cercana de la realidad que la propia historia, ya que ella suele saltarse los hechos individuales para centrarse en los acontecimientos globales.


Tipos de Memoria


Se distinguen básicamente dos tipos de memoria: La memoria a corto plazo y la memoria a largo plazo.


Cuando recibimos una información ésta se almacena automáticamente en nuestra memoria a corto plazo la cual tiene una capacidad muy limitada, tanto en volumen de almacenamiento como en tiempo de permanencia. Si no se le presta atención al cabo de unos 30 segundos se pierde.

Esta limitación de capacidad se pone de manifiesto en los efectos de primacía y recencia (tendencia normal de evocar las últimas palabras de una lista atribuible a la accesibilidad al almacenamiento de la memoria a corto plazo).

Cuando a las personas se les presenta una lista de elementos (palabras, dibujos, acciones, etc.) para que sean memorizados, al cabo de un breve lapso de tiempo, recuerdan con mayor facilidad aquellos ítems que se presentaron al principio (primacía) y al final (recencia) de la lista, pero no aquellos intermedios.


El «efecto de primacía» disminuye al aumentar la longitud de la lista, pero no así el de «recencia». La explicación que se da a estos datos es que las personas pueden repasar mentalmente los primeros elementos hasta almacenarlos en la memoria a largo plazo, a costa de no poder procesar los elementos intermedios. Los últimos ítems, por su parte, permanecen en la «Memoria Operativa» tras finalizar la fase de aprendizaje, por lo que estarían accesibles a la hora de recordar la lista.


La información se puede mantener en la memoria a corto plazo mediante la repetición.

Por ejemplo, cuando nos dicen un número de teléfono y lo vamos repitiendo hasta encontrar un papel donde apuntarlo.

Las funciones generales de este sistema de memoria abarcan la retención de información, el apoyo en el aprendizaje de nuevo conocimiento, la comprensión del ambiente en un momento dado, la formulación de metas inmediatas y la resolución de problemas. Debido a las limitaciones de capacidad, cuando una persona realice una determinada función, las demás no se podrán llevar a cabo en ese momento.


Memoria a Largo Plazo


Si uno presta atención a esta información y la elabora (analiza, comprende, relaciona con otras ideas) puede pasar de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo.


El proceso de la memoria a largo plazo implica tres fases: registrar, retener y recuperar. Cuando mejor registremos la información, más fácil nos resultará su memorización, la retendremos por más tiempo y la recuperaremos mejor cuando la necesitemos.


La memoria a largo plazo (TCC, MLP) es un almacén al que se hace referencia cuando comúnmente hablamos de memoria en general. Es en donde se almacenan recuerdos vividos, conocimiento acerca del mundo, imágenes, conceptos, estrategias de actuación, etc.

Dispone de capacidad desconocida y contiene información de distinta naturaleza. Se considera como la «base de datos» en la que se inserta la información a través de la “Memoria a corto plazo”, para poder posteriormente hacer uso de ella.


Clasificación por tipo de información


Una primera distinción dentro de la MLP, es la que se establece entre “Memoria Declarativa” y “Memoria Procedimental”. La «Memoria Declarativa» es aquella en la que se almacena información sobre hechos, mientras que la «Memoria Procedimental» sirve para almacenar información acerca de procedimientos y estrategias que permiten interactuar con el medio ambiente, pero que su puesta en marcha tiene lugar de manera inconsciente o automática, resultando prácticamente imposible su verbalización.


Memoria procedimental (Implícita)


La «Memoria Procedimental» puede considerarse como un sistema de ejecución, implicado en el aprendizaje de distintos tipos de habilidades que no están representadas como información explícita sobre el mundo. Por el contrario, éstas se activan de modo automático, como una secuencia de pautas de actuación, ante las demandas de una tarea. Consisten en una serie de repertorios motores (escribir) o estrategias cognitivas (hacer un cálculo) que llevamos acabo de modo inconsciente.


El aprendizaje de estas habilidades se adquiere de modo gradual, principalmente a través de la ejecución y la retroalimentación que se obtenga de esta; sin embargo, también pueden influir las instrucciones (sistema declarativo) o por imitación (mimetismo). El grado de adquisición de estas habilidades depende de la cantidad de tiempo empleado en practicarlas, así como del tipo de entrenamiento que se lleve a cabo. Como predice la «ley de la práctica», en los primeros ensayos la velocidad de ejecución sufre un rápido incremento exponencial que va creciendo conforme aumenta el número de ensayos de práctica.


Memoria Declarativa (Explícita)


La “Memoria Declarativa” contiene información referida al conocimiento sobre el mundo y las experiencias vividas por cada persona (memoria episódica), así como información referida al conocimiento general, más bien referido a conceptos y significados extrapolados de situaciones vividas (memoria semántica). Tener en cuenta estas dos subdivisiones de la Memoria


Declarativa es importante para entender de qué modo la información está representada y es recuperada diferencialmente.

La distinción de “Memoria Semántica” da cuenta de un almacén de conocimientos acerca de los significados de las palabras y las relaciones entre estos significados, constituyendo una especie de diccionario mental, mientras que la “Memoria Episódica” representa eventos o sucesos que reflejan detalles de la situación vivida y no solamente el significado.


La organización de los contenidos en la «Memoria Episódica» está sujeta a parámetros espacio-temporales; esto es, los eventos que se recuerdan representan los momentos y lugares en que se presentaron. Sin embargo, la información representada en la «Memoria Semántica» sigue una pauta conceptual, de manera que las relaciones entre los conceptos se organizan en función de su significado.


Otra característica que diferencia ambos tipos de representación se refiere a que los eventos almacenados en la «Memoria Episódica» son aquellos que han sido explícitamente codificados, mientras que la «Memoria Semántica» posee una capacidad inferencial y es capaz de manejar y generar nueva información que nunca se haya aprendido explícitamente, pero que se halla implícita en sus contenidos (entender el significado de una nueva frase o de un nuevo concepto utilizando palabras ya conocidas).